El diputado en Cortés del PSOE por Granada, Manuel Pezzi, a la sazón portavoz de Deportes del citado partido, ha emitido varios tweets criticando la presunta falta de compromiso del tenista Rafa Nadal con el equipo nacional de la Copa Davis aprovechando un anuncio de calzoncillos protagonizado por el ídolo. Por si acaso, empiezo aclarando que la Copa Davis y Nadal en paños menores dan bastante igual para el caso del que vamos a hablar, incluido el hecho de que finalmente el representante público se haya disculpado por sus manifestaciones.
¿Y quién es el experto en Deportes cuya opinión puede cambiar el destino del tenis español? Manuel Pezzi, escaño electo en el Congreso de los diputados, también conocido como Von Pezzi por mal nombre -por la fama de ‘revientahuelgas’ en la UGR de los 80, antes de afiliarse-, y el Pezzisaurio para algún periodista de la Granada que le da de comer. El ilustre ha ejercido como concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Granada, parlamentario y portavoz parlamentario andaluz, consejero de Medio Ambiente y de Educación, senador y diputado nacional. También, aunque nadie tiene muy claro qué contenido tenía dicho puesto, fue Coordinador de la Segunda Modernización de Andalucía. Es Doctor en Geografía y mantiene su plaza, acumulando trienios, de profesor en la Universidad de Granada, como se puede consultar en su ficha de la web del Congreso. También es, por cierto, un señor bastante simpático con cierta capacidad de ganarse a la gente en el cara a cara.
Una de sus mayores hazañas fue pasar en tres meses de 2011, en los que cambió de senador a diputado igual que el Gobierno cambió de manos del PSOE a manos del PP, de sostener que las obras del AVE a Granada iban estupendamente a insistir en que eran la mayor calamidad jamás sufrida por la provincia. Porque otra cosa no, pero su trabajo sabe hacerlo muy bien. Fue candidato, por cierto, a ser director de la Alhambra, una decisión muy del estilo de Susana Díaz, de primar la lealtad de los altos cargos por encima de su capacidad, pero el escándalo en la provincia de Granada fue tal que se evitó a tiempo.
Hace unos meses, el bueno de Pezzi protagonizó un sainete curioso. Cuando en pleno debate del Estado de la Nación, como respuesta a las críticas de Pedro Sánchez a los recortes, el presidente Rajoy empezó a enumerar los recortes realizados por el Gobierno del PSOE en Andalucía, el diputado se sacó una bandera blanquiverde de debajo del escaño y se envolvió en ella para «defender» nuestra comunidad.
De hecho, entre las preguntas orales realizadas en esta legislatura al Gobierno por el señor diputado destaca con luz propia -en medio de varias sobre dopaje y la insistencia en la mala gestión del Hipódromo de Zarzuela- una en concreto: ‘¿Qué razones tiene el Gobierno para maltratar económicamente a Andalucía?’. Sin dejarnos ‘Opinión del ministro de Educación, Cultura y Deporte acerca de la posibilidad existente de mantener por mucho tiempo la misma actitud hacia la educación, la cultura y el deporte’.
Lo peor es que navegando en la actividad parlamentaria de Pezzi -disponible tanto en la web del Congreso como en la magnífica Qué hacen los diputados– se encuentra mayor profusión de intervenciones en las comisiones, con cifras moderadamente hinchadas por hacer baterías de preguntas que son la misma pero pidiendo datos desglosados de provincias, eso sí. Pero aunque sepamos que lo decisivo en la Cámara suele estar en dichas comisiones, la tralla buena se guarda para las preguntas orales en el plenario. Estupideces buenas. ¿Qué es peor? ¿Qué Pezzi sea un inútil sin capacidad de gestión y por eso trabaje así, o que no lo sea pero sepa que políticamente, tanto dentro de su partido como respecto a los votantes, le renta más hacer el payaso?
Regresando al Debate del Estado de la Nación, poco importa que la respuesta de Rajoy a Sánchez fuese un patético «y tú más» en lugar de negar sus recortes o, como haría un político responsable y coherente, asumirlos y argumentar su necesidad. Poco importa que, por cierto, Rajoy no mintiese ni en una coma y que el PSOE desde la Junta de Andalucía lleve casi una década desmantelando la Sanidad y la Educación públicas mientras presume de lo contrario -con la complicidad de PA, IU y ahora de Ciudadanos, por cierto-.
Lo que importa aquí es esa política del símbolo facilón, el victimismo y la demagogia barata. Como si envolverse en una bandera garantizase que Pezzi está haciendo algo más que garantizarse el puesto, como si esa bandera fuese a, mágicamente, eliminar los recortes o gestionar sin enchufismos, concesiones sospechosas ni maniobras torticeras la cosa pública andaluza. Porque además, Rajoy atacaba al Gobierno del PSOE-A en la Junta, no a Andalucía. Pero para Pezzi, su partido y parte de sus votantes, es todo lo mismo, y si recuerdas los mangazos de los EREs y apuntas responsabilidades políticas, atacas a Andalucía.
Ese es el nivel de nuestro debate político real, no sólo el de las tertulias o el del perfil en Twitter de Iñigo Errejón. El que hemos tenido desde que servidor tiene memoria, con proclamas absurdas y vacías de contenido -sin salir de Granada, la presunta polémica por el ‘eje económico’ entre Sevilla, Granada y Málaga que nadie sabe qué es ni para sirve, si es sólido, líquido o gaseoso- .
Muy propio, ya que estamos, del PSOE de los últimos años, que consciente de su incapacidad de diferenciarse del PP, insiste en la cultural warfare que tantos réditos, presuntamente, le dio a Rodríguez Zapatero, pero que choca con la realidad: los socialistas no han dotado de presupuesto prácticamente ningún programa social desde hace años, sea relacionado con la igualdad entre hombres y mujeres, con la pobreza o con lo que sea. Les da igual. Les vale con aparentar con cuatro proclamas que son progresistas y no creen que tengan que serlo de verdad, porque no les importa. Ni el deporte, ni los derechos de las mujeres, ni acabar con la desigualdad social. Ni a Pezzi ni a ningún cargo del PSOE con ningún mínimo de poder decisorio. Porque no eres lo que dices que eres, eres lo que haces. Y hacer, no han hecho nada socialista, sino todo lo contrario.
El aspecto más cutre de toda la polémica es que se airea intentando apuntar a que el PSOE no apoya a «nuestros» deportistas y, «por tanto», no «apoya a España». Ese es el nivel chabacano y vergonzante del debate político, que no sólo toma a los ciudadanos por niños de 15 años, es que probablemente viene dictado por dirigentes políticos y responsables de medios de comunicación que tienen realmente mentalidad de niños de 15 años. Con un PP que todavía cree que es legítimo acusar a la gente de «antiespañol» y hacer política hooligan mientras presume de ser el único partido «serio», y Ciudadanos, donde recalan todos los que ya no querían en ningún otro partido, a rebufo de ese tipo de argumentaciones, por llamarlas de alguna manera.
Y lo peor es que no importa. Si algún día, Dios no lo quiera, Manuel Pezzi se convirtiese en Secretario de Estado para el Deporte -otro cargo más para el que no tiene la preparación necesaria-, no cambiaría nada, sólo los enchufados acá o acullá. Ninguno de nosotros tendrá un trabajo menos precario ni habrá menos corrupción ni destrucción de los servicios públicos, porque cuando discuten de estas estupideces demuestran que les da igual. Que no quieren hablar de nada importante, ninguno de ellos, ni a un lado ni al otro. Que se centran en todo esto para que así parezca que se diferencian en algo.
Evidentemente el PP, o IU, o cualquier partido, incluidos los nuevos, no puede entrar en descuartizar el curriculum de Pezzi, porque Pezzi sólo es uno más. Las filas de PP y PSOE, por la fuerza del número, están repletas de señores que simplemente cambian de cargo o institución, pero en última instancia siguen viviendo de la sopa boba gracias a su obediencia y su falta de complejos a la hora de defender una cosa o la contraria según sople el viento. Es una guerra que ninguno de los partidos -IU que mantiene gobiernos corruptos del PSOE allá donde puede, para así poder alimentar su propio régimen clientelar, tampoco- puede ganar, y por eso no entran en ella.
Aunque en realidad lo preocupante es que como Podemos gane las generales igual nunca volvemos a ganar el Mundial de Fútbol, y eso es malo para la imagen de España. O algo así.
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